9.6.10

Fórmula argentina

Hay muchos secretos pero uno es irrebatible: se trata de un deporte cada día más popular. La final parisina del domingo entre el correntino Agustín Velotti y Andrea Collarini, criado tenísticamente en nuestro país pero ahora jugador de Estados Unidos, como así también las que vivieron en 1995 Mariano Zabaleta y Mariano Puerta y en 1999 Guillermo Coria y David Nalbandian, es una muestra exacta del protagonismo celeste y blanco presente en el circuito junior. Aún con inconvenientes estructurales, económicos o dirigenciales que sucedieron en el tiempo, los pibes argentinos sacaron lo mejor de sí y se destacaron. Estas son algunas de las razones de este éxito. Talento. No falta a la hora de analizar al tenista argentino en general. Ante la adversidad, los jóvenes redoblan sus esfuerzos y aparece su creatividad no sólo para tirar un drop o un winner, sino también para conseguir recursos para viajar por el mundo. Es un sello bien argentino y reconocido a nivel internacional. Espejos. Los juveniles varones tuvieron en los últimos tiempos ídolos en quienes reflejarse e imitar. Un par de generaciones les brindaron títulos y alegrías. Primero estuvieron Franco Squillari, Mariano Zabaleta, Mariano Puerta y Gastón Gaudio, por ejemplo; y más tarde Guillermo Coria, David Nalbandian y Juan Martín Del Potro. Todos, en tanto, aprendieron de lo que les dejó el más grande de la historia: Guillermo Vilas. Por ahora la deuda pendiente aparece del lado de las chicas ya que nadie pudo aprovechar en su momento el efecto Gabriela Sabatini. Apoyo. Como Coria, Nalbandian, María Emilia Salerni y Clarisa Fernández fueron respaldados económicamente para realizar sus giras en las épocas de junior -la Asociación Argentina de Tenis (AAT) invirtió 400 mil dólares-, este año la entidad le destinó a su departamento de Desarrollo unos 350 mil dólares, de los cuales 35 mil fueron para esta última gira europea de tres juniors incluído el mismísimo Velotti. Como una rueda, la mayoría de los ingresos fueron conseguidos gracias a lo recaudado en la final de la Copa Davis de 2008 en Mar del Plata, aunque también hay auspiciantes privados apoyando. Otro punto importante es el circuito generado por afuera de la AAT porque, por ejemplo, la Copa Head junior consta de 50 etapas anuales que recorren el país con alrededor de 200 chicos y chicas en cada una de ellos. En Córdoba, por ejemplo, está la Copa Full Sport con torneos todo el año para las categorías Sub 12 a Sub 18. Televisación e Internet. Los juveniles pueden seguir los circuitos profesionales casi todo el tiempo. La TV acercó el tenis a los hogares y hoy se pueden ver en directo los cuatro Grand Slams, los nueve Masters 1000, el Masters, la Copa Davis y la mayoría de los torneos del circuito masculino y algunos del femenino. Por si fuera poco, la web tiene los resultados on line. Profesores y entrenadores. En este ítem hubo grandes avance s en toda Argentina con crecimiento en cantidad (ya hay unos 5 mil) y en calidad. Y Vilas (a chicos de 10 y 12 años en el CeNARD) y José Luis Clerc en el parque Roca también les enseñan a los menores. No hay que olvidarse que el entrenador argentino hoy es reconocido en los circuitos. Hernán Gumy, Gabriel Markus, Eduardo Infantino y Juan Carlos Rodríguez entre otros, dirigen a importantes tenistas extranjeros. Y acá Franco Davín ya ganó dos Grand Slams como DT. Popularidad. Desde la aparición de Vilas, el tenis se masificó en el país y es practicado por 1.600.000 personas de las cuales un 80 por ciento son hombres. Y unos 9 mil chicos juegan los torneos regionales y nacionales de la AAT. Ante estos números surgen los pibes argentinos con su hambre de gloria. Y con sus hazañas que sorprenden. Y que hacen gozar.

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