Acasuso:"Yo soy el especialista, él es el que debe estar preocupado"

Mancini confirmó a Chucho para jugar con Hewitt. El se la banca y dice que, en polvo, es candidato. El andar cansino y parsimonioso de José Acasuso se advierte desde varios metros de distancia y se refleja en el resto de sus gestos, en su forma de hablar, en su forma de jugar. La cara de chico bueno también. Lleyton Hewitt es diferente, especialmente dentro de la cancha. El australiano es hiperkinético: acomoda las cuerdas de su raqueta en el comienzo de cada punto, no deja de moverse, se alienta de manera desmedida, festeja los errores de los rivales. Aunque se encargue de desmentirlo, Lleyton da el prototipo ideal de chico malo. Ayer se conoció la noticia: como anticipó Olé, Acasuso será el segundo singlista del equipo de Mancini y mañana jugará con Hewitt, en un duelo de personalidades opuestas que promete ser picante. Sobre el partido, sobre el irascible Lleyton, sobre la confianza que le dio Mancini y sobre la gran posibilidad de ser finalistas. De eso y mucho más, Chucho charló con este diario, con el imponente estadio del Parque Roca como testigo. —¿Cuál es la clave para ganarle a Hewitt? —Entrar enfocado, hacer mi juego sin pensar en él. Yo soy el especialista en polvo, él es el que debe estar preocupado, no yo. —¿Cómo creés que va a ser el partido? —Muy duro, Hewitt es un gran jugador, sin él Australia prácticamente no habría tenido tantas chances. —¿Y con él? —Va a ser más difícil, hay que respetarlos y tenerlos en cuenta. Igual, seguimos siendo favoritos. Si Argentina hace su juego ganará. —¿Cómo es tu relación con Hewitt? ¿Se hablan? —No tenemos mucha relación, sólo nos saludamos. Dentro de la cancha molestan un poco sus actitudes, pero afuera hace su vida. Nunca tuve un problema. —¿Cómo pensás que lo va a tratar la gente? —La gente no le va a hacer nada raro, solamente alentará. Nadie le va a querer pegar, sólo lo van a putear un poco si se porta mal. —¿Creés que el tipo puede usar la presión del público en su favor? —Hewitt está acostumbrado a jugar de visitante, quizá busque llevar el partido hacia la polémica. Si lo silban, se agranda. —¿Considerás exageradas las medidas de seguridad que tomó para venir a la Argentina? —Sí... (piensa), el tipo cree que vino a un país en guerra, que hay bombardeos, que vino a Irak. La decisión de Mancini de incluir a Acasuso como segundo singlista no sorprendió. El juego de Chucho —de fondo de cancha, con golpes pesados—, puede incomodar a Hewitt más de lo que lo habría hecho el estilo de Calleri, pegador nato, que busca definir el punto en pocas pelotas. A Chucho lo reconforta la confianza que Luli deposita en él, en esta nueva convocatoria: "Me pone muy feliz que vuelva a confiar en mí y me convoque por tercera vez seguida. Debo responderle dejando todo en la cancha". —¿Cómo es Luli? ¿Te da muchos consejos? —Es tranquilo, pero me da muchos consejos. Siempre me dice que el resultado es sólo una consecuencia, que lo que importa es haberse brindado por entero. —Imagino que no ves la hora de pisar la cancha... —Yo quiero jugar siempre, es más, si fuera capitán me pondría de titular los tres días, jeje, a mí me encantaría... Pero en el equipo somos cuatro jugadores que estamos en un mismo nivel, no tendría sentido cansar sólo a uno. La sensación de parsimonia que generan sus movimientos se esfuma cuando, enérgico, habla de la posibilidad histórica de llevarse la ansiada Ensaladera de Plata: "Es una chance enorme para toda esta generación de jugadores, no podemos ni queremos desaprovecharla".