21.10.07
Machito argentino
David Nalbandian la rompió otra vez. Ya se había cargado a Nadal y a Djokovic, el dos y el tres del mundo. Y hoy su "víctima" fue Federer, el mejor de todos. Fue 1-6, 6-3 y 6-3 para el argentino, quien logró el sexto título de ATP y de paso se sacó la mufa de un 2007 que, hasta aquí, no había sido bueno.
Más allá de que ayer, cuando se enteró que había bajado a Djokovic, dijo que se ponía "contento" de ver que Nalbandian estaba de regreso, a Federer siempre le genera un dolor de cabeza tener que enfrentar al cordobés. Desde chicos se cruzan y desde chico lo sufre. Porque si bien en los últimos tiempos dio vuelta el historial, el suizo no se siente cómodo frente a él. Lo padeció en la final del Masters de Shanghai 2005 y volvió a pasar hoy en la definición del Masters Series de Madrid. Es que cuando pocos apostaban por él, David sacó a relucir su mejor tenis y en un mismo torneo se cargó a los tres mejores del ranking, algo que desde 1990 hasta aquí sólo dos habían logrado (Becker, en Estocolomo 1994 y Djokovic, en Montreal 2007). Fue 1-6, 6-3 y 6-3 a favor del argentino, quien de esta manera se quedó con su sexto título, primer Masters Series.
El cuadro se presentaba durísimo. Pero la mejor versión de David volvió a aparecer y así fueron cayendo rivales. El primer grosso en caer fue Rafael Nadal, el dos del mundo. Luego, sería el turno de Novak Djokovic, el 3º, y hoy en su primera final ATP tras un año y medio el que se quedó con la bronca fue un tal Roger Federer.
Al principio las cosas parecían no estar del lado de David. Es que ese último escollo llamado Federer salió decidido a no darle chances y, en el primer set, mostró un tenis sin fisuras para imponerse por un contundente 6-1 en apenas 30 minutos de juego.
Pero David nunca perdió la calma y se mantuvo concentrado. Esto, sumado a que Federer bajó su nivel, le permitió conseguir un quiebre en el arranque del segundo, que a la larga terminaría siendo decisivo, no sólo en ese parcial, sino también en el partido. Fue 6-3 a favor del argentino, para forzar la definición al tercer y último set.
Nervioso como pocas veces se lo ve, Federer comenzó a dudar más de la cuenta. La devolución de David complicaba y mucho al suizo, que enseguida volvió a entregar su servicio. Nalbandian se agrandó, mantuvo su saque y lo cerró con mucha autoridad: quebrándole una vez más al mejor del mundo y, por qué no, de todos los tiempos. Soberbio lo del unquillense que demostró que su posición en el ranking no tiene nada que ver con lo que puede dar dentro de una cancha. Sólo de él depende.
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