7.5.06

Nalbandian fue implacable en Estoril

Jugó una sólida final ante el ruso Nikolay Davydenko, a quien venció por 6-3 y 6-4. El argentino desde mañana volverá a ser número tres en el mundo y tuvo aquí su mejor actuación en el circuito en esta temporada. Logró el quinto título profesional de su carrera, por el que embolsó un cheque de 74.300 euros. El ruso Nikolay Davdenko era el primer escollo complicado en el camino de David Nalbandian hacia su segundo título en Estoril. Hasta esta final, el cordobés se había cruzado con jugadores que se ubican dos o tres escalones por debajo de su nivel, pero en esta oportunidad, el número cuatro del mundo (que será tres a partir del lunes) chocaba con un rival duro. Davydenko, número seis del mundo, fue semifinalista de Roland Garros el año pasado (perdió con Puerta) y se mueve bastante bien sobre polvo de ladrillo, por eso, para David, el de hoy representaba por lejos el partido más difícil del torneo. Pero el cordobés arrancó muy firme, bien metido dentro de la cancha, y tomando la iniciativa. Le jugó pelotas con mucho peso, por momentos lo movió de un lado al otro y un break en el segundo game le alcanzó para llevarse el set por 6-3. Más allá del resultado, Nalbandian había sido muy superior al ruso. ¿Muy superior dijimos? Bueno, lo mismo ocurrió en el arranque del segundo set. David siguió siendo superior y por momentos, le pegó una paliza bárbara al ruso. Lo peloteó. Le ganó puntos de todos los colores: le metió bolas en las líneas, le ganó en la red, en el fondo, le jugó ángulos increíbles. Así llegó a quedar 5-1 con el saque del ruso. Pero perdido por perdido, Davydenko empezó a tirar y le salió bien. De una vez por todas se decidió a atacar y llegó a ponerse 4-5. Pero ahí fue Nalbandian al servicio y lo cerró con una enorme clase para llevarse el parcial por 6-4. Nalbandian jugó un partido tremendo, en el que estuvo siempre arriba tanto en el desarrollo como en el marcador. Por momentos (en muchos momentos), el cordobés jugó un tenis impecable, perfecto. Un título oportuno a sólo tres semanas del comienzo de Roland Garros.

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