31.10.08

El mejor Nalbandian dejó afuera a Murray en Paris

El cordobés, defensor del título, apareció en todo su esplendor, superó con parciales de 7-6 (3) y 6-3 a uno de los mejores del momento y se metió en las semifinales del certamen francés. Se medirá con Davydenko quien derroto al numero uno del mundo Rafael Nadal por 6-1 y abandono. El tenista argentino David Nalbandian volvió a demostrar que cuando está encendido y centrado en un objetivo es claramente uno de los tres mejores jugadores del mundo. Obviamente, se puede despertar mal y cegarse entre errores no forzados, pero también es capaz de superar en sus buenos días a cualquiera que se le cruce en el camino. Frente a Andy Murray, número cuatro del mundo y campeón la semana pasada en Madrid, fue una tormenta de aciertos. Encontró todos los ángulos, lo superó en velocidad, estuvo extremadamente preciso y se mostró implacable en los momentos decisivos, más allá de sufrir un quiebre inesperado sobre el final. El cordobés se impuso con parciales de 7-6 (3) y 6-3, en una hora y 44 minutos de juego, se metió en las semifinales del Masters Series de París y ahora chocará con el ruso Nikolay Davydenko. Además de todo lo bueno que hizo el unquillense desde el fondo de la cancha, uno de los puntos más altos fue la volea. Nalbandian subió a la red mucho más que en otros encuentros y jamás titubeó a la hora de definir. Jugó cada golpe al lugar indicado y generó suspiros en todo el estadio. David logró el primer rompimiento en el cuarto juego del partido, pero el escocés se recuperó en el quinto y llevó la definición al tie break. Allí, el argentino manejó mejor la presión, controló los puntos y se impuso con cierta comodidad. Un paso enorme frente a un rival extremadamente peligroso. El segundo capítulo arrancó de la mejor manera para el cordobés (quiebre y 1-0), aunque el europeo volvió a emparejar las acciones en el cuarto game. Cuando parecía que las cosas se complicaban, Nalbandian puso en cancha lo mejor de su repertorio, logró dos rompimientos consecutivos y, más allá de un pequeño susto, sentenció el triunfo.

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