2.4.06

La tremenda cancha que le espera a Argentina en la Copa Davis

El equipo del Luli Mancini visitará a Croacia en Zagreb desde el viernes próximo por los cuartos de final. Allí se encontrará con un piso en el que la pelota no pica, sino que resbala. Ljubicic, que en Key Biscayne llegó a sacar a 225 km/h, se frota las manos. “La pelota no dobla” , dijo una vez un contrariado Daniel Passarella, por ese entonces técnico de la Selección argentina, cuando su equipo cayó derrotado en Ecuador ante el conjunto local. Bastante diferente son las cosas ahora, tanto que hablamos de tenis y no de fútbol, pero algo de lo que pasó en aquellas Eliminatorias habrá en la superficie que con la que van a encontrarse el Luli Mancini y sus hombres en Zagreb, cuando visiten a Croacia por los cuartos de la Davis. En esta oportunidad no es que la pelota “no va a doblar”, sino que no va a picar. ¿Cómo? Claro, es que los croatas eligieron para la serie ante Argentina una superficie ultra rápida, donde la bola no rebota. La bola resbala. Los locales pondrán una carpeta llamada Taraflex, que es un compuesto sintético que tiene una espuma vinílica con una terminación PVC. Además, por encima de este piso, se coloca un recubrimiento líquido de poliuretano, que no sólo la protege del paso del tiempo sino que también hace que la pelota salga despedida con mayor velocidad cuando rebota. Miguel Fest, que desde hace años se encarga de construir canchas de las mejores en nuestro país, explica: “Es como si se le pegara a un vidrio. La pelota no levanta”. Además, según comenta, no sólo la pelota trabaja distinto en esta superficie sino también el físico de los tenistas. “Correr también se hace difícil. Por otra parte, el hecho que la pelota viaje pegada al suelo hace que los jugadores deban acercarse más al piso, y ni hablar si se juega con mucho slice. Eso lo van a sentir sus rodillas cuando finalice la serie”, dice. El DOM Sportova de Zagreb, donde desde el viernes se jugará una de las series de cuartos de final de la Copa Davis, verán peloteos cortos, reacciones rápidas y, seguramente, muchos aces. No habrá puntos trabajados y la bola cruzará la red no más de diez veces entre saque y saque. Claro está que esto favorece al conjunto local. Es por eso que eligieron este tipo de piso. Tanto Ljubicic (en Key Biscayne, en una superficie bastante más lenta que con la que se jugará en Zagreb, llegó a sacar a 225km/h ante Calleri) como Ancic son jugadores que tienen un servicio muy potente y suelen atacar la red tras su segundo o tercer golpe. No más. Argentina sabe bastante de esto. La superficie con la que se encontrará en Zagreb es bastante similar a la que pusieron Bielorrusia en la serie de 2004 en Minsk (fue 5-0 para los locales y el equipo de Luza sólo ganó un set) y Eslovaquia en la semi del año pasado en Bratislava, donde los de Mancini cayeron por 3-2. “El piso no tiene agarre, no tiene grip. En nuestras canchas de polvo de ladrillo la pelota es como que se abraza al suelo. En este tipo de superficies, en cambio, la pelota no se aplasta, no bota, sino que se desliza”, explica Fest. Las cosas están así dadas. Argentina, con Nalbandian, Calleri, Chela y Acasuso tendrá a partir del viernes próximo la difícil tarea de hacerle frente no sólo al último campeón del certamen sino también a una superficie que no le sienta bien. Los resultados están a la vista.

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