18.7.05

La vida del Rey David

Alguien se atrevería a abrir el libro de quejas después de semejante exhibición? El partido había salido tan increíblemente perfecto que Lleyton Hewitt solamente pudo meter un K-Mon en dos horas. Para el jugador más provocador del circuito, ese llamado a silencio fue peor que una derrota. Fue una verdadera humillación, en su casa y ante su público, familia incluida. “Jugué tres sets increíbles, los mejores de mi vida”, le dijo al comentarista John Alexander, que en 1980 les había hecho morder el polvo de ladrillo a Vilas y a Cano en una semifinal y este fin de semana tuvo que entrevistar al primer equipo argentino en la historia de la Copa Davis en darles pasto a las fieras australianas. Cuando su rendimiento está a la altura de su enorme potencial, David Nalbandian le gana a cualquiera. Sí, también a Federer, al que le lleva ventaja de 5-2 en el historial, sin contar la victoria en el US Open Junior de 1998. A sus 23 años, el cordobés ya ha protagonizado finales en los cuatro tipos de superficie del circuito (polvo, cemento, césped y carpeta) y ha llegado, por lo menos, a los cuartos de final en los 4 torneos de Grand Slam, algo que, entre los argentinos, sólo un tal Guillermo Vilas puede mostrar en su cuenta. También ha dejado su marca en los Masters Series, con tres finales, una semis y dos cuartos, en seis escenarios diferentes. Va por su tercer año consecutivo entre los 10 mejores, pero apenas ganó tres títulos de ATP. ¿Por qué? Porque a este fanático de River, los autos y la velocidad sólo lo atraen las grandes citas. Le gusta más jugar la Davis que jugar al tenis. Su currículum en la Copa impresiona: sólo perdió 1 partido de 12, contra Safin, en Moscú 2002. En dobles está 5-0, con Arnold, Cañas y Puerta como socios. La función de la pareja de Sydney (punto para Mancini) compite para la mejor del tenis argentino de todos los tiempos. Hablando de su compañero de aventuras… ¿a quién no le gustaría tener en su trabajo o actividad un año similar al de Puerta? Volviendo a nuestro hombre, quizá tenga al rival más duro a su lado y no enfrente. ¿La balanza? No, él se siente bien con su peso. Las lesiones lo han complicado: desgarros abdominales, tendinitis en una muñeca, esguince en un tobillo, molestias en un muslo y, la más reciente, un virus que contrajo jugando y que lo dejó un mes en cama. En poco más de 2 años, una historia clínica entera. Si vinculamos a Gaudio con el talento, a Coria con la magia, a Cañas con la tenacidad y a Puerta con la potencia, Nalbandian representa la pureza del tenis. Todos sus golpes funcionan con ese registro académico que deleita a José Luis Clerc: “Todos juegan muy bien, pero el mejor y el más completo es David”. Algunos le reclaman más profesionalismo, mayor dedicación y menos vértigo en su vida fuera de las canchas. A ver si lo entendemos. Este chico vive en aviones y hoteles desde los 12 años, a los 15 dejó el colegio por tanto millaje, se perdió el viaje de egresados en séptimo grado y debió sacrificar muchas cosas por el tenis. Ahora, puede divertirse con otras cosas… gracias al tenis. Entre sus grandes éxitos figuran una semana en el Rally de San Remo en 2001, un encuentro con tiburones en Melbourne durante el Abierto de Australia 2002 y un lanzamiento desde una torre de 152 metros para hacer bungee-jumping en Viena, el año último. Por eso disfrutó tanto, aun sin competir, de la experiencia olímpica en Atenas, lo más parecido a ese viaje de egresados que no pudo tener en su época de alumno, cuando expresaba su tenis fácil y elegante en la cancha de tenis de cemento made in Unquillo construida por su abuelo armenio. En los tres días gloriosos de Sydney mostró lo que se espera de él: carácter, liderazgo y, por supuesto, esos golpes de máxima pureza. Por eso, sólo el Rey David tenía el derecho de quejarse y preguntar a quién se le ocurrió poner esta serie de Copa Davis justo el mismo fin de semana del Rally de Córdoba

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