25.1.06
Coria: cambio y fuera
Luego de un año y tres meses de relación, y de los grandes problemas con el saque, el jugador ya no tendrá al español Josep Perlas como coach
Poco más de un año duró el vínculo entre Guillermo Coria y el entrenador español Josep Perlas. El catalán, de 45 años, había asumido el desafío de conducir al jugador de Venado Tuerto en noviembre de 2004, pero todo concluyó tras la caída ante Sebastien Grosjean, en la tercera rueda del Abierto de Australia. "Perlas no quería seguir, pero la relación acabó en buenos términos. Guillermo se tomará un tiempo para descansar y evaluar, y después decidirá cómo sigue", señaló un allegado al jugador aunque, según una versión, el próximo coach del número 6 del mundo podría ser el cordobés Martín Rodríguez, que hasta el año último formó la mejor pareja argentina de dobles de los últimos años junto con Gastón Etlis, y que compartió con Coria el equipo de Copa Davis el año último.
"Sería una falta de respeto echarle la culpa a él (Perlas), porque lo del saque es mi problema. Pero tampoco es bueno hacer público lo que pueda pasar, y cualquier decisión que tome la voy a hablar con él. Ahora estoy desilusionado por perder, pero no hay que apresurarse; quiero tomarme unos días y pensar en la Copa Davis", había dicho Coria tras su eliminación en el Melbourne Park.
"No quiero hablar y tampoco tengo nada para decir", dijo Perlas a LA NACION, poco después llegaría la salida del español, el séptimo coach en la carrera del argentino, previamente entrenado por Gustavo Luza, Mariano Monachesi, Franco Davin, Alberto Mancini, Fabián Blengino y Gabriel Markus.
El ciclo de Perlas se apagó sin conseguir el objetivo de llevar a Coria a lo más alto. El hombre que condujo a los españoles Carlos Moya y Albert Costa a la conquista de Roland Garros, y al primero, además, hasta el N° 1 del mundo, y que también fue integrante del triunvirato de técnicos en la Copa Davis que España ganó en 2000, tuvo la misión de recuperar al argentino tras la artroscopia a la que se sometió en el hombro derecho en el segundo semestre de 2004. "Tanto él como yo creemos que está para llegar a lo más alto. Mi misión será descubrirle lo mejor, extraérselo, alimentarle los sueños y recordarle permanentemente ese objetivo", había dicho Perlas cuando aceptó trabajar con Coria.
En estos trece meses, un factor destacado fue la clara mejoría del argentino en el aspecto físico, con una temporada sin lesiones, cuando en otros momentos Coria era un abonado al consultorio médico. Perlas también fue importante para que el jugador hiciera algunos cambios técnicos en su juego, en busca de adaptarlo mejor a las superficies más veloces del circuito. Sin embargo, los numerosos problemas con el saque que se desataron, fundamentalmente, a partir del último US Open, derivaron en una pérdida creciente de la confianza, y desde luego, en el juego de Coria.
Son tiempos complicados para Coria, que hasta ensayó una posible salida del equipo de la Copa Davis que jugará contra Suecia del 10 al 12 del mes próximo, al señalar que "Chela, Gaudio y Nalbandian están mejor que yo y sería injusto de mi parte querer ser titular"; en el medio, los rumores sobre diferencias dentro del conjunto copero; en la cancha alterna producciones convincentes -aun con escasas reminiscencias de aquellos toques de magia- con caídas que podrían evitarse si no estuviera bloqueado con el servicio.
Más allá de que no se discuten sus dotes de luchador, este presente de incertidumbre se cobró la renuncia de Perlas. Para Coria, es tiempo de pensar en un cambio.
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