14.3.06

Avanza en silencio

Mientras Gaudio perdía confianza y caía ante el chipriota Marcos Baghdatis por 6-7, 6-3 y 6-2, en la cancha número cuatro, Gisela Dulko le ganaba a la finlandesa Emma Laine por 7-5 y 7-6 y se metía en los cuartos de final. En la próxima instancia, la tigrense no la tendrá fácil: enfrentará a la ganadora de Justine Henin Hardenne y Ai Sugiyama. Gastón Gaudio cayó por 6-7, 6-3 y 6-2 frente al chipriota Marcos Baghdatis, la gran sorpresa del último Abierto de Australia. Nunca habían jugado entre sí, y este cruce por la tercera ronda de Indian Wells fue la primera vez. En octavos de final ya está David Nalbandian, que venció al francés Benneteau. En el cuadro femenino, Dulko también está en esa instancia tras derrotar a Golovin. Se planteó desde el vamos un partido favorable a Gaudio, quien salió a jugar con una actitud muy distinta a la que tuvo, por ejemplo, en sus últimas presentaciones. Muy concentrado en su táctica y nada fastidioso, el argentino tomó rápido el centro de la cancha control y sus golpes, de revés sobre todo, fueron un dolor de cabeza para Baghdatis, quien en los primeros games no tuvo más remedio que adoptar una postura defensiva. Gaudio presionó mucho en el segundo game sobre el saque del chipriota y tuvo su premio: quebró para sacar una ventaja importante sobre este tipo de superficie. Pero claro, su rival (finalista de Australia) no se quedó con los brazos cruzados. Trató de adelantarse un poco más en la cancha y ganó puntos importantes cerca la red. Enseguida, entonces, recuperó el quiebre y ahí todo volvió a estar como al principio. Un dato importante: El Gato nunca perdió el control emocional. Incluso cuando corrió peligro, como en el séptimo game, donde estuvo a punto de trastabillar. Le pudieron quebrar y sin embargo en ese momento se tranquilizó. Apeló a su drive para sacar adelante una situación difícil y mantuvo con esfuerzo y a la vez determinación.. Hasta ahí se vio, entonces, el Gaudio que tan buenos recuerdos le dio a los argentinos. El partido, en sí, era cerrado y cualquier error (de uno u otro) podía llegar a pagarse caro. Los errores forzados le ganaban por escándalo a los puntos ganadores. Baghdatis mantuvo su servicio con seguridad y puso todo 4 a 4. Gaudio insinuó algún que otro grito fastidioso, de esos tan característicos en él, pero enseguida respiró profundo y siguió metido en cómo encontrar la fórmula de desequilibrio. Todos los caminos, a esa altura, conducían a un tie break. Se alargaban los peloteos y ninguno de los dos daba señales de quiebre. Dicho y hecho. Al desempate, después de casi una hora de juego. Gaudio sacó el primer punto y se produjo un mini quiebre. Mala señal, por cierto. Pero el argentino respondió fantástico. Luego de un interminable peloteo, de golpe frenó con un drop fenomenal, que dejó con la lengua afuera al chipriota. Una inoportuna doble falta de Baghdatis le abrió la puerta a Gaudio. La ventaja parcial de 4-2, dejaba el tie break en sus manos. Pero tiró largo un drive fácil y otra vez incertidumbre sobre el resultado de este interminable primer set. Una devolución larga del chipriota, le dio al argentino una ventaja de 6-3. Triple set point. Baghdatis salvó los dos primeros: uno con un toque y otro con el saque. Pero la dejó corta en la red y ahí El Gato se apoderó del set. Con su servicio, el chipriota arrancó a mil. Le pegó profundo a la pelota y no dio chances. Incluso, en el segundo game tuvo todo para quebrar. Quedó 15-40 y parecía que Gaudio cedía su servicio. Nada de eso ocurrió y sacó adelante un game que se le iba de las manos. Siguió la paridad. Puntos y pocas chances de quiebre. Así se planteó un segundo set en el que por momentos todo se hizo muy previsible. Gaudio, con la ventaja del set inicial, apostó a ceder la iniciativa y a esperar que, a medida que se acercara la definición, Baghdatis sintiera mayor presión. Después de dos doble faltas seguidas del argetino, llegó el ansiado quiebre en el sexto juego. Baghdatis ahí sacó como los dioses y quedó 5-2. A puro trabajo, el argentino mantuvo y en ese instante la responsabilidad estaba en poder del finalista de Australia, que sacaba para poner set iguales. No le tembló el pulso y, después de algunas fantasías mutuas, pudo cerrar todo luego de un drop que quedó corto. El que controlaba mejor los nervios iba a quedarse con el partido. Una mala señal: Gaudio perdió rápido su saque y ya no se lo veía tan relajado como al principio. Apareció su clásica carita mirando al cielo y maldiciendo vaya uno a saber a quién. Baghdatis todo lo contrario. Muy metido en lo suyo, llegaba a cada pelota con absoluta comodidad y definía a su antojo. Volvió a quebrar para quedar 3-0 y tenía el triunfo servido en bandeja. Así fue nomás: 6-7, 6-3 y 6-2 para Baghdatis, quien se metió en cuartos. ¿Gaudio? Una nueva frustración. Algo bien diferente ocurría en la cancha número cuatro. Allí, casi sin público y con alguna que otra cámara fotográfica, Gisela Dulko jugaba su partido de octavos de final ante la finlandesa Emma Laine. La argentina venía de dejar en el camino a dos francesas, Stéphanie Cohen Aloro y Tatiana Golovin e iba por más. Y como en sus dos presentaciones anteriores (ayer levantó un match point), el partido de hoy no fue para nada fácil para Gisela. En el primer set, la tenista de Tigre logró imponerse sólo porque fue más efectiva a la hora de quebrar (3 de 3 ante 2 de 6 de su rival) y así pudo llevarse el parcial por 7-5. El segundo fue igual de peleado que el primero, esta vez las chances de break fueron parejas (2 de 4 para las dos) y la diferencia estuvo en el tie break, donde a la argenina no le tembló el pulso y se impuso por 7-3. Tan nivelado fue todo que en el segundo parcial, Dulko ganó solo tres puntos más que Laine. Con esta victoria, Gisela se aseguró un lugar en los cuartos de final. Ahí enfrentará a la ganadora del partido que juegan la belga Justine Henin Hardenne y la japonesa Ai Sujiyama.

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