14.2.06

El Bravo Coria

El Mago la pasó mal en el debut frente a Vanek: estuvo 3-0 abajo y dos quiebres en contra en el tercero. Se recuperó y le ganó al checo, que terminó lesionado. Desde la última fila de la cancha central se podían ver las cabezas de una cola que parecía interminable: comenzaba en los accesos al estadio y finalizaba más allá de la entrada principal. La convocatoria para ser testigos del regreso de Guillermo Coria era, al tenis, lo que a la música resultó ayer también la euforia por sacar entrada para Joaquín Sabina. Cerca de 5.000 personas presenciaron, en la apertura de la Copa Telmex, la vuelta del campeón del 2004, en su primera aparición en el Lawn Tennis desde la victoria ante República Checa en la Davis jugada en marzo del 2005, y su reencuentro con el polvo de ladrillo desde agosto, en Sopot. Ni se lo pudo ver en las exhibiciones de fin de año, por decisión propia. ¿Con qué se encontró la multitud? Un Coria letal en la primera parte, pero que padeció desde el segundo set las dudas que lo persiguen en este último tiempo, hasta terminar con un triunfo valorable, por lucha y no sentirse vencido, ante el checo Jiri Vanek: 6-1, 2-6 y 7-6 (7-2). ¿Mitad llena o vacía? Usted decide. Por un lado no es bueno haber sufrido ante el 123ø del mundo, un jugador que recién el año pasado, en Bastad, llegó a su primera semifinal ATP. Por el otro, en los tiempos que vivimos, cualquier victoria para Coria vale oro y platino juntos. Por lo pronto, fue el único triunfo argentino de la primera jornada (al cierre de esta edición, Juan Mónaco enfrentaba al italiano Potito Starace). Una larga estadía en el ATP porteño podría devolverle al top ten la confianza perdida, situación por la que acordó con Alberto Mancini no jugar la Davis ante los suecos. ¿Las doble faltas de anoche? Ocho. El comienzo fue a pura explosión. Ya en el primer punto, Coria tiró el drop de drive que tan bien le sale. A los saltitos cuando esperaba el servicio, letal por momentos con la devolución de drive cruzado, activo y enfocado; gentil con el rival para felicitarle hasta los aces, el santafesino comenzó quebrando y se quedó con los cuatro games de saque del rival en el primer parcial. "Magooo, Magooo", cantaban sus fans, la mayoría pequeños y adolescentes que lo idolatran, que lo quieren ver de nuevo con la pimienta del 2003. Apenas una doble falta en ese segmento y todos contentos. Había indicios de que podía ser una gran noche. La debacle fue progresiva. Comenzó con un quiebre rápido de Vanek en el segundo set y la pérdida de intensidad del argentino. Sus tiros comenzaban a quedar cortos y la confianza pasaba al otro lado de la red. El checo se alentaba en inglés ("Come on"), ganaba en precisión y profundidad, y Coria jugaba corto, sin convicción. El saque, expresión de su falta de confianza y a la vez motivo de las dudas en otros ámbitos del juego, volvía a ser el karma. No tanto por las doble faltas (apenas una en el segundo parcial) sino por la baja velocidad, que alentaba el palazo de Vanek. Sentado cerca del austríaco Daniel Koellerer (el que se portaba mal en la Petrobras), el recién retirado Diego Moyano —ayudante en las prácticas mientras el Mago busca entrenador extranjero de renombre— le pedía que se moviera. En el tercero, sí aparecieron las dobles, sus enemigas. Dos en el primer game, otra en el tercero, para quedar 3-0 con dos quiebres en contra. La derecha de Vanek era, por momentos, la de la mejor época de Steffi Graf. El revés paralelo causaba daño y era difícil leerle el saque. ¿Se venía la noche? Parecía que sí, pero el Mago se hizo fuerte en la desventaja. Aprovechó el cansancio del checo —cuando éste buscaba normalizar la respiración, desde la tribuna le avisaban al Mago: "Dale que está muerto"— y encontró momentáneamente la profundidad necesaria. Pudo quebrar en dos ocasiones e igualar en tres en su sexta pelota de quiebre en el game. A partir de ese momento, de nuevo las dudas: comienzo con doble falta y sufrió tres break points en contra, que Vanek se encargó gentilmente de desaprovechar con errores. Enseguida, un puntazo terrible, con Coria tropezando, llegando a una imposible con gillette de drive y ganando el duelo en la red con una delicadeza. El argentino logró el game para colocarse 4-3. Vanek pedía masajes, no daba más. Seguían los nervios en el Mago: hizo dos doble faltas en 5-5 pero, pese a ello, logró el juego, ayudado por la dificultad física del rival. Y llegaron al tie-break. Parado, Vanek sacó una devolución de drive paralelo al ángulo. Coria devolvió el mini-break con un passing de revés cruzado y puntos más tarde pidió aliento. Llegó el "Guille, Guille", el quiebre fundamental para 4-2, un Vanek cansado y el 7-2 en el tie-break, que provocó en más de uno el típico resoplido que indica: "Zafamos".

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