23.2.06

La caída de la Legión

Los doping y las malas actuaciones pegan duro en los tenistas nacionales. Sólo Nalbandian parece tener serias chances de seguir como top ten. El resto está sumido en un bajón que tiene a Gaudio y Coria como exponentes. ¿Qué nos pasa a los argentinos? uperada la etapa dulce en que la Legión argentina se debatía entre un futuro prometedor y un entusiasmo efervescente, ese mismo grupo de tenistas argentinos atraviesa hoy un "estado de coma" que apenas tiene salvedades en actuaciones individuales como las de David Nalbandian y José Acasuso, o colectivas como la del equipo de Copa Davis. El año no arrancó bien para esa "Armada" que el año pasado, sobre todo en la parte final, ya vislumbraba un camino de pendiente difícil de enderezar. Basta recordar el tiempo que se necesitó para que un argentino ganara su primer partido en 2006, con sucesivas derrotas en los torneos que levantaron la persiana a esta nueva versión del circuito masculino. Nalbandian abría la temporada con el título del Masters bajo el brazo. Azotado por lesiones que lo relegaron de varios torneos, el cordobés le apuntó a las citas de mayor compromiso, como el Abierto de Australia y la Davis. Y no defraudó. Fue semifinalista en el primer Grand Slam del año –pese al sabor amargo de caer ante la sorpresa del torneo- y baluarte del equipo que apabulló a Suecia en Buenos Aires. Otro de los que individualmente tuvo un buen comienzo fue José Acasuso, quien superó ampliamente las expectativas que generaba tras un año en el que, distinto a lo que se preveía, no terminó de explotar. El misionero se adjudicó el torneo de Viña del Mar cediendo un solo set y debutó en la Davis con dos actuaciones brillantes frente a Johansson y Bjorkman. La contracara tuvo su punto más violento en los doping positivos de Guillermo Cañas, Mariano Puerta y, en menor medida, Mariano Hood, todos durante 2005. El atenuante fue que los dos primeros eran top ten al momento del derrumbe. El resto, con Guillermo Coria y Gastón Gaudio como principales exponentes, directamente no encontró respuestas por ningún lado. El caso del santafesino asume dimensiones preocupantes. Los problemas con el saque parecen tener algo de técnica y otro poco de psicología. Lo concreto es que quedó fuera en la convocatoria de Alberto Mancini y redondeó una presentación olvidable en el ATP porteño. Por su parte, el "Gato" se vio comprometido por inconvenientes físicos –una tendinitis en su hombro izquierdo- que lo dejaron sin la posibilidad de defender el título en Buenos Aires. Pero cuando lo hizo, no tuvo mejor suerte. Después de un Australian Open en el que no llegó lejos pero mostró un buen tenis, se desmoronó. Favorito en Viña del Mar y en Costa do Sauipe, no pudo superar la segunda ronda y cayó respectivamente con el modesto español Rubén Ramírez Hidalgo y con el francés Olivier Patience, 139 del mundo. Juan Ignacio Chela, Agustín Calleri y Juan Mónaco, otros argentinos que figuran en el top 100 de la ATP, tuvieron un rendimiento irregular. El tenista de Ciudad Evita está cada vez más afianzado en las superficies duras. Dio el batacazo en Australia al dejar en el camino al local Lleyton Hewitt y defraudó en Buenos Aires al perder con el italiano Potito Starace, aunque ahora, en Brasil se tomó revancha. El cordobés, antes de las flojas actuaciones en Australia (primera ronda en Adelaida y en el Grand Slam y segunda en Sydney) y Chile (cayó en el debut de Viña del Mar) tuvo en el Lawn Tennis la chance de ser finalista, pero la desperdició ante el italiano Filippo Volandri. En cuanto al tandilense, corrió una suerte similar a la del "Gordo", y peor todavía con la derrota en el debut de la Copa Telmex ante Starace. Otro dato a tener en cuenta fue que el torneo más importante de la Argentina por primera vez no hubo un finalista local, desde su reedición en 2001. En el años, sólo se cuenta un título, el conseguido por Acasuso del otro lado de la cordillera. Queda la esperanza en que los consagrados recuperen su mejor tenis y en una camada con proyección que tiene nombres propios: Berlocq, Juan Martín Del Potro y, por qué no, Juan Pablo Brzezicki. El resto, salvo excepciones, a duras penas recuerda sus mejores versiones. Y conforman un futuro que no fue y que ya es parte del pasado.

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