16.12.05

Del Potro: la gran promesa salió al ruedo

El juvenil de 17 años jugó su primer partido como profesional en el Buenos Aires Lawn Tennis Club; "quiero ser el N° 1", dijo; cayó ante Calleri as 20.30 de ayer quedarán grabadas en la memoria de Juan Martín del Potro como la hora en la que por primera vez pisó el Buenos Aires Lawn Tennis para jugar un partido profesional. Con 17 años, la mayor promesa del tenis argentino entró en el court central para disputar ante Agustín Calleri, viejo batallador del circuito, uno de los encuentros de la rueda de clasificación de la Copa Argentina, el certamen de exhibición que reúne a casi todos los mejores jugadores de la Legión. Calleri se impuso por 3-6, 6-3 y 6-1, pero el resultado fue lo de menos anoche. Juan entró como siempre, como cuando se lo ve con el raquetero al hombro caminando por los pasillos buscando una cancha de entrenamiento, con su 1,95 metros de altura, sus piernas eternamente largas y ese andar que remite inexorablemente a un dibujito animado que no conoció: Piernas Locas Crane. Del Potro anda por el mundo del tenis con sus grandes ilusiones a cuestas. Porque si a su corta edad logró ponerse 157° en el mundo y ya se alzó con un challenger, en Montevideo (algo que ni Guillermo Coria ni David Nalbandian habían conseguido en su momento), para él el futuro no tiene fronteras: "Quiero ser el N° 1, ganar el US Open y la Copa Davis". Esta temporada cambió su vida por completo: "Fue un año especial. Gané un challenger, que era el objetivo para 2006. A principios de año jugaba las clasificaciones de los futures y no las pasaba, pero el nivel que mostré me permitió pasar rápidamente por esa etapa. Yo quería terminar 350 del mundo e intentar ganar algún future. Esto lo veía imposible", confiesa. Sus objetivos se modificaron repentinamente: "Hace unos meses, cuando jugué la clasificación del US Open, miraba todo y no lo podía creer, los jugadores que pasaban... Ahora entro en la clasificación de Australia directo por ranking, soy yo el que decide si voy. Y eso depende de que me pueda preparar bien, porque no quiero ir a ver qué pasa". Tanto se modificó su rutina que un día recibió una llamada en la que lo invitaban a jugar con los mejores de nuestro país en la Copa Argentina. "Y no lo dudé un segundo. Es una experiencia única y en una superficie rápida, mi favorita. Es un sueño entrar en esta cancha, jugar este torneo, con todas las estrellas. Cuando me pongo a pensar en esto se me pone la piel de gallina. Yo disfruto, porque no tengo nada que perder. Jugar con estos monstruos es increíble, con la cancha a full, con la gente alentándote. No lo puedo creer." Con tan poco recorrido, a veces siente que el mundo se le viene encima. Por eso admite: "A veces me siento presionado, se habla mucho de mí y esto es nuevo. Por ahí digo que no a una nota porque me da vergüenza o porque no quiero que se den tanta manija conmigo. Hoy soy la promesa, pero en tres años puedo ser uno más". Cuando siente que el piso se mueve, acude a su equipo de trabajo, encabezado por Marcelo Gómez, su coach. Y también a su mamá, Patricia; su papá, Daniel; su hermana, Julieta, de 13 años, y su grupo de amigos de toda la vida, uno de los cuales, Gonzalo Fernández, lo acompaña en Buenos Aires. Tenísticamente tiene dos pilares de su Tandil natal: Mariano Zabaleta y Juan Mónaco. "Ellos vivieron antes que yo todo esto y tienen experiencia. Pico es como un hermano y Zabaleta es como un padre, me aconseja mucho. Los dos me suman al grupo, tratan de que me sienta uno más. Y quieren que llegue lo más rápido posible al alto nivel, así estamos los tres juntos." Igual, la timidez todavía se apodera de él: "Mi ídolo máximo es Safin. Y de los nuestros, Nalbandian. Me gustaría algún día poder jugar como ellos. Trato de imitar la facilidad con la que juegan, la concentración que tienen. Cuando están bien de la cabeza, es imposible ganarles. A David lo tengo acá, pero lo veo como un ídolo. Me da cosa hablarle, preguntarle algo. Apenas nos conocemos, pero él es muy humilde, siempre me saluda. Ojalá pueda sumarme cuanto antes al circuito para poder hacer una amistad". Sabe que debe mejorar muchos aspectos de su juego, pero sobre todo el saque, por su altura. Pero trata de no volverse loco ni apresurarse. Sigue caminando por la vida con su ritmo de Piernas Locas Crane, su fanatismo por Boca, su ilusión de hacer el viaje de egresados el año próximo y sus sueños de grandeza con una raqueta.

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