5.12.05

Gracias

Vilas y Clerc homenajearon a Nalbandian y a Gaudio, y viceversa, en una noche mágica de tenis en un colmado Luna Park. Hace 20 años, cuando se presentaron por última vez en el Luna Park, la relación entre Guillermo Vilas y José Luis Clerc todavía no era la mejor. Hace 20 años, de tan chiquitos que eran, Gastón Gaudio ni David Nalbandian jugaban al tenis. Ayer, los cuatro grandes del tenis argentino coincidieron anoche en la cancha celeste del Luna para el inicio de la Copa Guillermo Vilas, una histórica exhibición en la que "homenaje" fue quizá la palabra más empleada. Arrancó Willy, quien después de recibir la merecida ovación de 7.000 personas (por error, en el video que acompañaba decía "Tres veces ganados de la... Carrera de Campeones"), dijo que "estos chicos nos hacen soñar como los hacíamos soñar nosotros a ustedes. Por eso se merecían un homenaje público. Gracias, Gastón. Gracias, David". Siguió Clerc cuando resaltó la figura de Vilas como guía del camino de tenistas que lo precedieron, así como Gaudio como calificó a la noche como un "homenaje al tenis argentino". De eso se trataba, de juntar a las generaciones, de probar que en un deporte con tantas peleas puede haber unión. Incluso Vilas, tras empatar con Clerc en dos tie-breaks, dejó el asunto igualado: "Ya nos peleamos bastante tiempo...". En el cotillón, el doble entre los cuatro, estuvo lo más divertido. Como en las constantes bromas de Clerc, un avezado en el show (podría escribir un libro: "Trucos y estrategias para entretener al público") que le escondía la pelota al ball-boy u obligaba a su compañero de dobles a correr pelotas que eran suyas. "Queremos la Gran Willy", pidió uno del público. La probó Gaudio y quedó en la red. Clerc paró el juego para darle la chance al creador; y Vilas la hizo perfecta. Gastón tuvo revancha con la jugada de su sello, la Gran Gato (una Willy de frente), que ensayó cuando amagó smashear. Se ganó la ovación. En el final, Vilas y Clerc enfrentaron a los pibes con raquetas de madera. "¿Estas eran para squash?", preguntaron los más chicos. "Talentos hay muchos; con corazón, muy pocos. Gracias, David", se leía en un trapo. Afuera, los buscas seguían vendiendo las gorritas con la leyenda "Yo amo al tenis". La fiesta terminó con el single que David le ganó a Gastón 6-4 y 7-5. Una panzada de tenis, para todas las generaciones.

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