20.11.05

De Unquillo a la China

Tan sólo cinco años tenía David Nalbandian cuando agarró por primera vez una raqueta. Una chancha de cemento en Unquillo, un pueblo a 35 kilómetros de la ciudad de Córdoba, fue testigo de sus primeros pasos, sin saber que aquel pibe entraría hoy en la historia del tenis mundial. Ya desde junior se notaba que David tenía algo más que los chicos que competían con él. Más allá de su sólido revés a dos manos, su cabeza marcó desde aquel entonces una diferencia importante. Inteligente a la hora de plantear la estrategias de cada partido, y aplicado a la hora de ejecutarlas, Nalbandian fue imponiendo su juego hasta llegar a enfrentarse a los mejores. Amante de la pesca y de las carreras de rally (como buen cordobés), David ganó el US Open en 1998 (casualmente derrotó a Roger Federer en la final) y terminó tercero en el ranking de juniors ese año. Finalista en Roland Garros (perdió el título ante Guillermo Coria) y semifinalista en Wimbledon en 1999, ya estaba para dar el salto grande. Y fue en 2000 cuando el de Unquillo empezó a medirse con profesionales. Alternando Futures, Challengers y torneos de la ATP, fue subiendo posiciones en el ranking. Para fines de la temporada 2001, había escalado 200 puestos y terminado entre los mejores 50 jugadores del mundo. Estaba preparando el terreno. Tal vez fue 2002 el año en el que explotó. Su sorpresiva llegada a la final de Wimbledon, sus dos primeros títulos de ATP (Basilea y Estoril) y su debut en la Copa Davis cumpliendo una gran actuación en Moscú, hicieron que su nombre sea respetado por los mejores jugadores del circuito. Para 2003 Nalbandian ya se había convertido en uno de los jugadores a vencer. Tan pareja fue su temporada, que sin siquiera haber ganado un solo título, terminó el año en el octavo puesto del Sistema de Entradas y de la Carrera de Campeones, lugar que le otorgó un pasaje para jugar el Masters de Houston. De no haber sido por las lesiones, que le impidieron jugar varios torneos, David hubiera terminado más arriba aún en el ranking en 2004. Sus finales en los Masters Series de Roma y Madrid, los cuartos del Abierto de Australia y las semis de Roland Garros reforzaron su chapa de jugador que saca pecho en las paradas difíciles. Y esta final del Masters de Shanghai fue no la consagración sino la reafirmación para el cordobés. Además de obtener el título en Munich en este 2005, Nalbandian puede contar algo que pocos tienen la suerte de hacer: que le ganó en una final tremenda al mismísimo Roger Federer.

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