7.11.05
Jugar al límite
Los tenistas terminan el año extenuados y con lesiones varias. Un poco porque necesitan sumar puntos, otro poco por las exigencias contractuales de sus sponsors y fundamentalmente porque la ATP tiene un calendario que agobia. A la larga, cuentan los especialistas a Clarín.com, la sobreexigencia deja sus huellas.
Recién entrado el veranito en Argentina, allá por los primeros días de enero, los jugadores comienzan a armar sus valijas (cargadas con un poco de ropa y unas cuantas raquetas) dispuestos a emprender un viaje bastante largo. Entonces se suben a un avión, luego se bajan, juegan un torneo y vuelven a subirse a otro avión para ira a otra ciudad para jugar otro torneo. La secuencia se repite varias veces más a lo largo de casi 40 semanas por temporada. Y claro, llegada la recta final del año, no resulta raro que sus cuerpos empiecen a pedir un descanso. Jugar al límite lo exige.
Para el Masters de Shanghai ya se bajó Marat Safin por una lesión en su rodilla derecha, Roger Federer se recupera de un desgarro, Nikolay Davydenko terminó su partido con Radek Stepanek con una molestia en su hombro derecho y Andy Roddick se despidió de París-Bercy con dolores en su espalda y dijo que no sabe si lo juega. ¿Casualidad o causalidad? Sólo entre los diez mejores de la temporada hay varios que no llegan en condiciones óptimas. Es que se acerca la última parte del año y el físico les empieza a pasar la factura. Una factura que incluye no sólo cada uno de los minutos que pasaron adentro de las canchas sino también los viajes y los cambios de horario.
“No paran nunca. Siempre están viajando y jugando. Es un sinfín de competencia que no les permite recuperarse”, dice Jorge Trevisán, preparador físico que llevó a Guillermo Coria a meterse entre los mejores del mundo. “Viven demasiado en el circuito y tienen poca posibilidad de parar, y cuando pueden, les toca jugar Copa Davis, que encima les mete una presión tremenda”, agrega. Redondeando, y en pocas palabras, el profesor define a la gira de la ATP como “una picadora de carne”.
En esa dura lucha por subir en el ranking, que arranca bien a principio de año, no alcanza con ser talentoso para estar bien arriba (salvo algunas excepciones). Hoy por hoy, también se necesita estar diez puntos físicamente, porque la lógica indica que cuando más torneos se disputan, más puntos se suman. Eso es así. Entonces, hay que jugar, jugar y jugar. Y ver hasta dónde aguanta el cuerpo. Si es toda la temporada, mejor. Si no, mala suerte, recién ahí habrá que parar.
“Yo termino muerto”, asegura Juan Ignacio Chela a Clarín.com. “El calendario es muy exigente. Por cuestiones de ranking estamos obligados a jugar muchos torneos”, comenta el número 41 del mundo. Es que esta cuestión de “defender puntos” convierte a los tenistas en una especie de "esclavos" de la ATP, de los sponsors y de los organizadores. “Encima, está todo tan parejo, que en los primeros partidos de cada torneo, tenés que jugar 2 ó 3 horas, y eso se siente mucho”, explica el tenista de Ciudad Evita.
También le apunta al calendario Mariano Monachesi, coach del español Tommy Robredo. “La temporada es muy larga y están todos los torneos importantes muy juntos. Es mucho desgaste, mucho viaje, mucho cambio de superficie, por eso es lógico que se lesionen”, cuenta. De todas maneras, reconoce que hay varios jugadores que, con los números puestos (Nadal y Agassi, entre otros, no jugaron el Masters de París para cuidarse para Shanghai), deciden no presentarse en algunos torneos para estar enteros en algunos otros. Sponsors y organizadores, chochos. Entonces, “Mona” propone: “Que la ATP tenga una penalización diferente para los que no van, para que se comprometan a ir. Que no sea sólo que sumen cero, así no le quitan prestigio a los Masters Series. Distinto es con los Grand Slams, porque ahí van todos”.
Para Mariano Zabaleta, las molestias y las lesiones llegan por la cantidad de partidos que enfrentan a lo largo del año. “Jugamos mil torneos y nos matamos corriendo. Es obvio que después de competir tanto, te vas a lesionar”, afirma. De todas maneras, el tandilense no se queja: “No es por el calendario, porque jugamos los torneos que queremos. El tema es que hay que defender puntos, y para eso, hay que jugar”.
Una mirada un poco más crítica tiene Horacio de la Peña, coach del chileno Fernando González: “Tienen la presión de anotarse en todos los torneos para sumar puntos y ahí viene el desgaste. Y tal vez, no juegan para ganar, sino que juegan porque están comprometidos”. Sin embargo, asegura: “Ojo, también hay que estar en el bolsillo de ellos”. Entonces, ¿cuál es la solución? “Los tenistas tienen que anotarse en menos torneos y jugarlos con un compromiso mayor”, afirma de la Peña.
Las cosas están así dadas. El calendario para 2006 ya está definido, tiene la misma cantidad de semanas de competencia que los años anteriores y promete ser igual o más duro que aquellos. Chennai, Adelaida y Doha recibirán con los brazos abiertos, desde el 2 de enero, a todos los tenistas que tengan en sus planes arrancar la temporada ese día. Para ellos será volver a tirar de la cuerda. Un torneo, otro y otro. Y ver cuándo se corta.
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