8.9.05
Le tiró la camiseta
Federer, vestido de azul y oro, le ganó a Nalbandian, que es confeso gallina, por 6-2, 6-4 y 6-1. El número uno del mundo no le dio chances al último de los argentinos que quedaba en el cuadro de hombres. En semifinales enfrentará a Lleyton Hewitt.
Con el complicado desafío de enfrentar al número uno, Nalbandian arrancó muy concentrado ante Federer. Y como si fuese poco, le quebró el servicio en el primer game del set inicial. Pero el suizo, ni lento ni perezoso, no tardó en reaccionar. Quebró dos veces consecutivas y ganó los dos puntos con su saque para conseguir rápidamente una clara ventaja de 4-1. El cordobés no pudo levantar cabeza y sufrió la ineficacia que tuvo en los primeros saques, el mismo karma que padeció ayer Coria ante Ginepri. Eso lo aprovechó Federer, tranquilo desde su servicio, para volver a quebrar y finalmente quedarse con el primer parcial por 6-2.
El segundo set tuvo un comienzo luchado en el que la paridad copó el centro de la escena. Con puntos largos y trabajados, ambos defendieron con uñas y dientes el servicio propio. En el quinto game se produjo el primer quiebre: el cordobés apeló a toda su paciencia y logró romper con la potencia del suizo para, tras hacerse fuerte con su saque, arribar al 4-2 a favor. Pero el argentino continuó complicado por los errores en el servicio, que en ningún momento le sirvió para exigir verdaderamente. Así, el suizo dio vuelta la tortilla y se puso 5-4 arriba. Entonado por la levantada, Federer justificó su posición en el ranking a base de contundencia y quebró nuevamente para llevarse también el segundo parcial: 2-0 y la historia se encaminaba lentamente hacia el desenlace lógico.
El desarrollo del tercer parcial tuvo un vuelco trascendental desde el comienzo. El número uno del mundo mostró toda su solidez e inteligencia y cerró el partido en un abrir y cerrar de ojos. Dos quiebres y pura efectividad desde su saque le dieron al suizo un 4-0 a favor prácticamente irreversible. Y así fue nomás... Nalbandian no encontró su nivel y se vio sometido a la potencia de un Federer, como siempre, intratable, que selló el 6-1 final y ahora irá a la caza del australiano Lleyton Hewitt para meterse en la final del último Grand Slam del año.
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