22.9.05

Son cosas del fútbol...

Dominik Hrbaty está inspirado. La para, la pisa, la amasa, la baja con el pecho, la patea, festeja, casi grita gol. Sucede en el estadio Sibamac, el templo del tenis eslovaco. Ahí va Hrbaty, en el centro de la cancha, en sus ejercicios de calentamiento antes de atrapar la raqueta, amagándole a la red, poniéndose en la cabeza una pelotita de tenis y tratando de definir a su favor. No puede. Del otro lado, alguien lo bloquea con el pie alzado, haciendo jugada peligrosa de acuerdo con lo que diría un futbolero, metiéndole casi una plancha según también diría un futbolero. No es, como podría suponer un mal pensado, un argentino que quiere evitar enfrentarlo. No es tampoco alguien torpe que no sabe qué hacer con sus piernas. No: el que va con la energía completa, con la fuerza que sería necesaria para jugar una Davis de fútbol-tenis es Karol Beck, el otro jugador al que apuesta Eslovaquia en la semifinal. Hrbaty y Beck se topan en la mirada como dos muchachos de un barrio, se hacen un gesto mínimo y después se ríen. Hay dos argentinos que ven esa antesala del tenis sentados en la tribuna. Uno no puede con el genio y habla al oído del otro. Y dice una frase donde todo queda explicado: la pasión, el entusiasmo, la infracción y el desenlace. Dice el argentino "son cosas del fútbol".

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