21.9.05

Los secretos de la superficie, otro rival de peso en Eslovaquia

De cara al choque por las semifinales de la Davis se habló tanto del suelo de Bratislava como de los jugadores. Los aspectos que esconde el Sibamac son una ventaja para el equipo local. A dos días del enfrentamiento entre argentinos y eslovacos por las semifinales de la Copa Davis, todavía se trata de determinar qué tan complicada es la superficie del Sibamac Arena, por sus características mismas y en comparación con otras contra las cuales luchó el equipo nacional en el pasado. El suelo es legítimo, aunque raro en consistencia, materiales que lo componen y efectos que produce. También es la mayor preocupación de Alberto Mancini y sus muchachos, que no dejan de sorprenderse de sus características. Debajo de la capa superficial (una especie de alfombra de cemento con arena) se esconde otra de acrílico, que a su vez está por encima del tradicional cemento. Además, hay que agregarle el factor "vacío", dado que es bajo techo y por eso no entran en juego otros agentes como por ejemplo los climáticos. Guillermo Coria aseguró en la conferencia de prensa de hoy que se sintió “muy cómodo” en los entrenamientos. “Me voy contento, me adapté bien. Es verdad que la superficie es muy rápida, que no podés dudar, no podés tirar para arriba” agregó. Los efectos que produce son un pique rápido y una ligera sensación de que la pelota muere abruptamente tras el primer pique. Al mismo tiempo, tiene un aspecto hueco. Por las características que alberga esta competición, se sabe que las condiciones en las que se dispute la serie no es un factor externo de menor relevancia. Por eso, históricamente y cuando toca el turno del privilegio de la localía, los equipos dedicaron varios esfuerzos para sacar ventaja de ello. En estos días se habla tanto del talento de Dominik Hrbaty como de la incógnita de la superficie. En oportunidades anteriores, Argentina trató de sacarle provecho al insustituíble polvo de ladrillo mediante riegos "especiales" (tradúzcase, en abundancia), o Bielorrusia mismo, que el año pasado y frente al equipo nacional presentó condiciones inéditas, una cancha casi imposible de jugar donde los locales se impusieron 5-0. Un año antes de aquella estrepitosa caída, en la instancia de semifinales, el equipo español, tradicionalmente especialista en polvo de ladrillo, llegó incluso a especular con cambiar la superficie para medirse con su par de Argentina que, del mismo modo, siempre se sintió más cómodo en canchas lentas. A falta de dos días del inicio de la serie, las condiciones dadas, previamente impuestas, son inmodificables. Para contrarrestarla, habrá que apelar a la técnica superior con la que cuentan los tenistas argentinos por sobre los eslovacos. Y, sin subestimarlo, tratar de restarle importancia al "miedo escénico". Después de todo y como señalara Mancini días atrás, "tampoco vamos a Vietnam".

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